Es curioso el comportamiento del animal político. Personalidades extrañas que se pasan los días armándose de razones para sentirse fundamentales: saben antes, más y mejor, lo que nos conviene. ¿Para ser político hay que ser inteligente?, no necesariamente (¿pongo ejemplos?), ¿equilibrado?, es incompatible, ¿lógico?, ¿conocéis a alguno que lo sea?, ¿Objetivo?, nunca, la puñetera objetividad puede llevarnos a aceptar como buenas las ideas de otro, incluso las de un "rival político" y para eso haría falta aplicar la lógica... luego descartamos esa opción.
¿Por qué alguien se metería a político?: tirarse el rollo, pasar el rato, sacar una extra, mangonear un poco, ser algo, ser alguien, cambiar el mundo, mejorar las cosas... las motivaciones pueden ser infinitas, algunas honorables y otras no. En efecto, lo habéis adivinado, para ser político tampoco es fundamental ser honorable, ni por supuesto, buena persona.
Entonces, con tan pocas certezas, ¿por qué los votamos?, primero porque es parte del sistema democrático y conocidas las alternativas, creo que es mejor mantenerlo vivo, también porque por el simple hecho de aparecer en una lista, les concedemos el "beneficio de la duda", que no es más que la inocencia hasta que se demuestre lo contrario.
¿A dónde quiero llegar?, bien, tenemos un 50% de opciones de que un individuo sea bobo y otro 50% de que sea inteligente, así lo mismo con equilibrado, lógico, objetivo y honorable. Ah! y por supuesto, buena persona. Con ese margen de error no confiaríamos ni en un sepulturero, ¡pero!, en un político sí. Y luego aún estaría la naturaleza de sus motivaciones...
Detesto ponerme didáctico, (es mentira, este blog es asquerosamente mío), pero es tan generoso el cheque de confianza que les ofrecemos, que como poco mereceríamos elevadas garantías. ¿La de su honestidad?, bueno, al menos la certeza de que en tiempos o situaciones verdaderamente complicadas distinguirán lo bueno de lo malo, la razón, de la sinrazón.
Pues no, ni eso. ¿Un ejemplo?: Los presupuestos de Cambre. El divino monseñor ayer corría como un gamo detrás de algunos de los disidentes y les hacía cabriolas y divertidas ñoñerías, (incluso cuentan que prometió una concejalía de fiestas). Habló amable también con los que públicamente repudiaba hace sólo unas fechas, todo eso lo hizo de un modo apresurado y quienes lo vieron aseguran haber advertido algo en el aire: "desesperación", y aquí otra duda razonable: ¿por aprobar los presupuestos, o por salirse con la suya?.
El prócer Cokí, afrancesado e internacionalista, ha tardado semanas en descubrir lo que habría concluido en segundos un niño de primaria: no le daban los números. ¿El resultado de esas atropelladas negociaciones de alta diplomacia ha sido un pacto? no, el aplazamiento del pleno mañanero del viernes, Ooooooh!. ¿Hasta cuándo?. Hasta que las posiciones queden definidas, y cada uno pueda presumir de su razón.
Porque en eso consiste la política, ¿en hacer lo correcto?, no necesariamente, lo correcto habría sido negociar con tiempo, escuchar las partes, (por la coyuntura de la situación y la fragilidad de sus apoyos), evaluar las opciones y aprobar unos presupuestos de consenso. Habría sido fácil, su partido sería disciplinado como corresponde, el Pp accesible y hasta creo que el BNG habría aplaudido. Habría sido lógico y todos saldríamos ganando, pero hay algo más importante para un político, este o cualquier otro, que la propia lógica:
La obsesión por parecer brillante.
Y por culpa de esa obsesión, algunos no paran de construir paradojas.
P.S. Pero lo que más me molesta es quedarme una semana más sin ver el nuevo modelito de la Tanqueta, eso paga la asistencia a un pleno. Juro que una vez llevé a mi primo Joaquín de Carral a un pleno, y se le curó el estrabismo.
